La estrategia de retorno a la oficina propuesta por PwC y las implicaciones de la IA para los jóvenes profesionales
La dinámica actual del trabajo, con el vaivén entre el teletrabajo y el retorno a las oficinas, ha suscitado una serie de análisis que revelan que las decisiones ejecutivas han estado más guiadas por opiniones y sesgos que por datos concretos. Dentro de este escenario, la productividad en los entornos presenciales y remotos se erige como uno de los puntos centrales, y la inteligencia artificial (IA) emerge como un elemento crucial en este debate.
Kevin Ellis, socio director de PwC en el Reino Unido, propone una estrategia específica para la generación Z, quienes enfrentan una creciente influencia de la IA: incrementar su presencia en las oficinas. En sus palabras, dedicar más tiempo al trabajo presencial, con una frecuencia de cuatro a cinco días a la semana, podría resultar beneficioso para el avance de sus carreras, subrayando la importancia de la interacción cara a cara y la sinergia que se logra en este entorno.
Los estudios destacan que los empleados más jóvenes expresan una preferencia por aprender en la oficina, especialmente en los primeros meses de sus trayectorias profesionales. En paralelo, la IA está desempeñando un papel sustitutivo en tareas rutinarias, impactando significativamente a becarios y profesionales emergentes. Ellis advierte sobre la tendencia en aumento de la implementación de soluciones de IA por parte de las empresas, lo que implica que la generación Z deberá enfrentarse de manera directa a esta tecnología en el mercado laboral.
Aunque la IA aún se encuentra en una etapa de desarrollo continuo, su impacto se prevé más evidente en la generación Z, posicionándose como su principal competencia. La encuesta realizada por PwC arroja que un porcentaje significativo de ejecutivos ya está implementando soluciones de IA en sus empresas. Contrario a la perspectiva de Ellis, algunos expertos anticipan que la IA actuará como un factor impulsor de la flexibilidad laboral, señalando así el inicio de un declive progresivo del trabajo presencial.
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